Monasterio de Caaveiro

 

 

 

Este monasterio se yergue en medio del solitario e impresionante paisaje de As Fragas do Eume y su origen se remonta a épocas anteriores al 936. Es un monasterio diferente, ya que carece de un claustro centralizador de la vida monacal. Esto se debe a que más que un monasterio era una Colegiata que servía de lugar de retiro ocasional para un pequeño grupo de canónigos.

Otro punto relevante es su ubicación, muy apropiada para retiros en soledad debido a su aislamiento en medio del frondoso bosque, sobre un enorme promontorio que sobresale del profundo valle del río Eume. Todos los que se acercaron por allí, desde sus orígenes hasta nuestros días, vieron en él un lugar singular en total armonía con el paisaje.

“Cuenta la leyenda que una lluviosa mañana de invierno en Caaveiro, San Rosendo se levantó y viendo el mal día que hacía se quejó contrariado. Al momento se dio cuenta de su pecado ya que el tiempo era voluntad divina. Decidió tirar al Río Eume su anillo episcopal como penitencia. Siete años después, mientras el cocinero de Caaveiro  preparaba la comida para los monjes,  abrió un salmón y, dentro de los intestinos del pez, encontró el anillo de San Rosendo. Rápidamente se lo comunicó al obispo, quien dando gracias a Dios  se dio cuenta de que su pecado había sido redimido”.

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